Hoy me voy a morir. Me estoy
muriendo ya. Me apena haberme puesto este pantalón sucio, y la misma camisa que
usé ayer. No es mi intención traerle problemas a la Señora Bell. Ella es muy
buena conmigo, aunque lo mejor son sus caderas. Podría dormir sobre ellas.
Por suerte, no llevo medias. Así,
tirado en la cama, al menos veo la punta de mis pies. No los cuidé en años, por
eso algunos dedos están sobre otros. Tengo pelos en los dedos de los pies. Siempre
tuve vergüenza de ellos, pero hoy los encuentro simpáticos. Son especiales. Tampoco
cuidé mis manos. La señora Bell dice que debería hacer kinesiología. A ella no le gusta el boxeo.