-
Poneme un ratito en la vaporera así me tira unos días
más.
-
Esperá que se caliente un poco, recién la prendo.
-
No tengo apuro. Jorge está en casa lijando las paredes,
prefiero llegar para cuando termine. Con el polvo que va a dejar…
-
¿Vas a pintar? ¡Tu casa está divina!
-
Vos porque no la ves hace mucho. Vinieron los nietos
hace algunas semanas ¿te conté?
-
¿Los de Claudia?
-
Ojalá. Vinieron los de Fernando. Vino él bah, con la
estirada esa de la mujer.
-
¿La rubia?
-
Teñida.
-
Bueno esa.
-
La que conocés vos, Vera.
-
Sí, me acuerdo, una maleducada.
-
Y eso que fue a escuela privada.
-
¿Si? No se nota Martita.
-
Che esto no calienta nada, Lili.
-
Vos esperá unos minutitos más. ¿Te traigo un café?
-
Sí, dale. Nos va a agarrar navidad acá.
-
¡Qué poco falta! Te querés acordar, y ya es 24.
-
¿Lo pasan en tu casa como siempre?
-
Ay, ni me digas, mirá. A Fernando le tengo que decir.
Pasa que la estirada esa no la trago.
-
¿El año pasado fue?
-
Sí, trajo un Vitel Toné espantoso.
-
Quizás lo compró hecho, andá a saber.
-
Pinta de cocinera no tiene.
-
Hoy ninguna sabe. ¿Vos nena sabés?
-
Un poco. Me gusta hacer milanesas.
-
Eso no te va a servir para conseguir marido.
-
Pero con esas tetas.
-
¡Ay Vera!
-
Y ese peinado con la trencita divino. Te podés hacer
cualquier cosa con esa carita.
-
¡Quién pudiera!
-
Vos callate que estás divina. ¿Te hacés color?
-
Sí, pero bien clarito hoy. Tipo Susana Giménez.
-
¿La viste anoche? Estaba divina. Tenía un corset de
raso violeta, todo apretadito, ¡le hacía una cintura!
-
Y eso que la tele engorda.
-
¿Sí?
-
Como cinco kilos.
-
¡No me digas!
-
¿Y la que estuvo el otro día?
-
¿La Juanita Viale?
-
Une hermosura de chica. Lástima la familia.
-
¿Fue con la familia?
-
No, con la familia no fue. Pero Susana le preguntaba de
la familia viste.
-
Ay, con lo que sufrió esa chica.
-
Igual muy delicada Susana.
-
¡No me digas!
-
Y ella muy bien también, aunque emocionada.
-
¿Y qué querés?
-
¿Ya sentís el calor, Martita?
-
Si Lili, paralo ahí o me vas a quemar las raíces.
-
¿Trajiste la tintura?
-
Acá, tomá.
-
Che ¿y Juanita cómo estaba?
-
Como siempre, divina, ¿por qué?
-
Bueno, se dice que andaba en unas…
-
¡No me digas!
-
Qué desgracia, una chica tan joven.
-
¡Y tan mona!
-
Esa seguro no sabe cocinar.
-
Ni una milanesa.
-
¿Te gusta atado así nena?
-
Me tira la
trenza, ¿no la podés aflojar?
-
Es así, sino se te deshace. Te tiene que durar toda la
noche.
-
¿Tenés una fiesta?
-
Un casamiento.
-
Ay, qué lindo. La gente ya no se casa.
-
Ahora se casan los putos.
-
Callate. No sabés quién se destapó.
-
¿Quién?
-
Miguel, el hijo de Norma.
-
¿Miguelito?
-
Sí, el rubiecito, flaquito.
-
¡Con lo lindo que es!
-
Se veía venir. Yo lo dije siempre.
-
Es culpa de ella. Le estaba mucho encima.
-
¿Cuál es Norma?
-
La que se hace la planchita. Viene los martes.
-
¿Es grande?
-
No, tendrá unos 60.
-
Bueno, una piba no es.
-
Pero se conserva. Aunque esto de Miguelito le puso diez
años encima.
-
No es para menos. ¡Qué disgusto!
-
A ver, tenete este mechón para acá.
-
¿Ahí?
-
Si. Ya termino. ¿A qué hora es la iglesia?
-
Nunca empiezan a horario.
-
La de Fernando empezó tardísimo.
-
¿Si?
-
Por culpa de ella. No llegaba más.
-
Ya podés soltar querida.
-
Me quería morir cuándo la vi.
-
¿Fea?
-
¡El vestido! Color crema, parecía sucio.
-
¿Y el peinado?
-
Recogido así nomás, como si estuviera baldeando.
-
¡No me digas!
-
Che, Lili me corro. La vaporera ya está.
-
Esperá que le cobro a ella. Cincuenta nena.
-
Un regalo. Hoy no hacés nada con esa plata.
-
Callate, ¿viste el precio del tomate?
-
Por ahora me alcanza para las clases de salsa.
-
¿Seguís yendo?
-
¿Y el morocho ese? ¿cómo se llamaba?
-
¿Javier?
-
No va más, se enganchó con una pendeja, y no volvió a
aparecer. ¿Te corto también Vera?
-
Las puntas nomás.
-
¿Era linda la pendeja?
-
No. Pero era tetona.
-
Prendé un poco el aire Lili, nos vamos a derretir. ¿Tenés
para mucho?
-
No, si es sábado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario