lunes, 28 de noviembre de 2011

sábado




-         Poneme un ratito en la vaporera así me tira unos días más.
-         Esperá que se caliente un poco, recién la prendo.
-         No tengo apuro. Jorge está en casa lijando las paredes, prefiero llegar para cuando termine. Con el polvo que va a dejar…
-         ¿Vas a pintar? ¡Tu casa está divina!
-         Vos porque no la ves hace mucho. Vinieron los nietos hace algunas semanas ¿te conté?
-         ¿Los de Claudia?
-         Ojalá. Vinieron los de Fernando. Vino él bah, con la estirada esa de la mujer.
-         ¿La rubia?
-         Teñida.
-         Bueno esa.
-         La que conocés vos, Vera.
-         Sí, me acuerdo, una maleducada.
-         Y eso que fue a escuela privada.
-         ¿Si? No se nota Martita.
-         Che esto no calienta nada, Lili.
-         Vos esperá unos minutitos más. ¿Te traigo un café?
-         Sí, dale. Nos va a agarrar navidad acá.
-         ¡Qué poco falta! Te querés acordar, y ya es 24.
-         ¿Lo pasan en tu casa como siempre?
-         Ay, ni me digas, mirá. A Fernando le tengo que decir. Pasa que la estirada esa no la trago.
-         ¿El año pasado fue?
-         Sí, trajo un Vitel Toné espantoso.
-         Quizás lo compró hecho, andá a saber.
-         Pinta de cocinera no tiene.
-         Hoy ninguna sabe. ¿Vos nena sabés?
-         Un poco. Me gusta hacer milanesas.
-         Eso no te va a servir para conseguir marido.
-         Pero con esas tetas.
-         ¡Ay Vera!
-         Y ese peinado con la trencita divino. Te podés hacer cualquier cosa con esa carita.
-         ¡Quién pudiera!
-         Vos callate que estás divina. ¿Te hacés color?
-         Sí, pero bien clarito hoy. Tipo Susana Giménez.
-         ¿La viste anoche? Estaba divina. Tenía un corset de raso violeta, todo apretadito, ¡le hacía una cintura!
-         Y eso que la tele engorda.
-         ¿Sí?
-         Como cinco kilos.
-         ¡No me digas!
-         ¿Y la que estuvo el otro día?
-         ¿La Juanita Viale?
-         Une hermosura de chica. Lástima la familia.
-         ¿Fue con la familia?
-         No, con la familia no fue. Pero Susana le preguntaba de la familia viste.
-         Ay, con lo que sufrió esa chica.
-         Igual muy delicada Susana.
-         ¡No me digas!
-         Y ella muy bien también, aunque emocionada.
-         ¿Y qué querés?
-         ¿Ya sentís el calor, Martita?
-         Si Lili, paralo ahí o me vas a quemar las raíces.
-         ¿Trajiste la tintura?
-         Acá, tomá.
-         Che ¿y Juanita cómo estaba?
-         Como siempre, divina, ¿por qué?
-         Bueno, se dice que andaba en unas…
-         ¡No me digas!
-         Qué desgracia, una chica tan joven.
-         ¡Y tan mona!
-         Esa seguro no sabe cocinar.
-         Ni una milanesa.
-         ¿Te gusta atado así nena?
-          Me tira la trenza, ¿no la podés aflojar?
-         Es así, sino se te deshace. Te tiene que durar toda la noche.
-         ¿Tenés una fiesta?
-         Un casamiento.
-         Ay, qué lindo. La gente ya no se casa.
-         Ahora se casan los putos.
-         Callate. No sabés quién se destapó.
-         ¿Quién?
-         Miguel, el hijo de Norma.
-         ¿Miguelito?
-         Sí, el rubiecito, flaquito.
-         ¡Con lo lindo que es!
-         Se veía venir. Yo lo dije siempre.
-         Es culpa de ella. Le estaba mucho encima.
-         ¿Cuál es Norma?
-         La que se hace la planchita. Viene los martes.
-         ¿Es grande?
-         No, tendrá unos 60.
-         Bueno, una piba no es.
-         Pero se conserva. Aunque esto de Miguelito le puso diez años encima.
-         No es para menos. ¡Qué disgusto!
-         A ver, tenete este mechón para acá.
-         ¿Ahí?
-         Si. Ya termino. ¿A qué hora es la iglesia?
-         Nunca empiezan a horario.
-         La de Fernando empezó tardísimo.
-         ¿Si?
-         Por culpa de ella. No llegaba más.
-         Ya podés soltar querida.
-         Me quería morir cuándo la vi.
-         ¿Fea?
-         ¡El vestido! Color crema, parecía sucio.
-         ¿Y el peinado?
-         Recogido así nomás, como si estuviera baldeando.
-         ¡No me digas!
-         Che, Lili me corro. La vaporera ya está.
-         Esperá que le cobro a ella. Cincuenta nena.
-         Un regalo. Hoy no hacés nada con esa plata.
-         Callate, ¿viste el precio del tomate?
-         Por ahora me alcanza para las clases de salsa.
-         ¿Seguís yendo?
-         ¿Y el morocho ese? ¿cómo se llamaba?
-         ¿Javier?
-         No va más, se enganchó con una pendeja, y no volvió a aparecer. ¿Te corto también Vera?
-         Las puntas nomás.
-         ¿Era linda la pendeja?
-         No. Pero era tetona.
-         Prendé un poco el aire Lili, nos vamos a derretir. ¿Tenés para mucho?
-         No, en un ratito te corto. ¿Tenés apuro?
-         No, si es sábado.

domingo, 6 de noviembre de 2011